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jueves, mayo 16, 2024

Prevén la reconstrucción de las estatuas de Buda de Bamiyán

CulturaPrevén la reconstrucción de las estatuas de Buda de Bamiyán

Prevén la reconstrucción de las estatuas de Buda de Bamiyán

El nuevo gobierno provisional afgano quiere restaurar los tesoros arqueológicos destruidos por los talibanes, aprovechando que Japón, China y otros países con grandes poblaciones budistas han ofrecido su ayuda. Las nuevas autoridades también esperan recuperar algunas otras piezas culturales de su país. El Museo de Kabul perdió aproximadamente 2.750 obras de arte durante el régimen talibán. Sin embargo, muchas de esas sobrevivieron, al ser sacadas de contrabando hacia Suiza por miembros de la Alianza del Norte y talibanes más moderados. Se aguarda que los países que las compraron restituyan ese patrimonio. Al mismo tiempo, nuevos detalles sobre la destrucción de las estatuas gigantes de Bamiyán están surgiendo de residentes locales que fueron testigos de los hechos. Por Babak Dehghanpisheh

Uno de los majestuosos Budas destruidos.

Según las creencias budistas, la encarnación humana de Buda reunió a un grupo de 500 monjes, 543 antes de Cristo, para despedirse y les preguntó tres veces si había alguna duda sobre sus enseñanzas. Nadie contestó. Dejó este mensaje final: “Todas las cosas cambian. Nada es permanente. Hay que trabajar duro para alcanzar la salvación”. En el Afganistán postalibán, esas palabras tienen ahora una nueva resonancia extraña. Nueve meses después de que los gobernantes fundamentalistas de Afganistán provocaron una queja mundial al demoler los famosos Budas del valle de Bamiyán, sus sucesores están planeando reconstruir el más grande tesoro arqueológico de su país. Al mismo tiempo, nuevos detalles sobre la destrucción de las estatuas gigantes están surgiendo de residentes locales que fueron testigos de los hechos.

Según ellos, el plan de los talibanes para destruir las estatuas fue cuidadoso en todos los detalles. El régimen encargó el trabajo a expertos en demolición árabes, sudaneses y de Bangladesh y también a zapadores de Chechenia. Los residentes de Bamiyan-Shiite Hazaras perseguidos y fuertemente opositores a los talibanes fueron evacuados durante la destrucción del marzo. Ellos dicen que los talibanes les dieron una opción simple: “transfórmense en musulmanes sunnitas o váyanse”. Muchos huyeron a las montañas cercanas.

La idea de destruir los Budas era tan rechazada por la mayoría de los afganos que incluso el ministro de cultura regional de los talibanes desobedeció la orden de participar. Se forzó a algunos pobladores locales que participaron contra su voluntad de la tarea de dos semanas. “Las personas no podrían resistirse a los talibanes -dice Nowruz, de 25 años-. Durante tres días, Nowruz fue obligado a excavar con sus manos y un pico alternadamente para colocar explosivos alrededor de una de las estatuas de Buda -la más pequeña, de 30 metros de altura- destruida por los talibanes. Todavía tiene cicatrices en sus nudillos de excavar y una cicatriz en la rodilla donde le pegaron los fragmentos de piedra después de una explosión.

Nowruz es ahora uno de centenares de refugiados que viven en las cuevas talladas en la montaña junto a los Budas. En otra época, esas cuevas eran habitadas por los miles de monjes que llegaban en peregrinaciones para ver las estatuas famosas. Durante los siglos sexto y séptimo, los monjes -en su mayoría de China e India- escuchaban sermones amplificados a través de los orificios nasales de la estatua más grande de Buda, de 50 metros de altura.

Cuando los talibanes destruyeron las estatuas en marzo último, pobladores que se escondían en las montañas en ese momento dijeron que habían oído explosiones durante tres o cuatro días. Para la celebración, se sacrificaron cincuenta vacas y funcionarios talibanes llegaron al lugar en helicóptero. “El mundo debe poner un ejemplo para mostrar a los extremistas que hoy hay posibilidades de reconstrucción, y que se reconstruirán iguales, después de que ellos los destruyeron”, dijo Paul Bucherer-Dietschi, el representante de la Unesco para la reconstrucción, a Newsweek, durante una misión de estudio del sitio de los Budas la semana pasada. Está fijada una conferencia para mayo próximo para ultimar los detalles.

Los puristas históricos pueden discrepar con la idea de reconstrucción, pero, por el momento, abundan las voces tentadas por los dólares del turismo. “La reconstrucción no tendrá el mismo valor histórico -dice Motaher-, pero es un paso positivo para el país y podría traer a miles de turistas”. El plan de la reconstrucción, si es aceptado, empezará con la venta de réplicas de veinte pulgadas de los Budas para recolectar fondos. Luego, un modelo a escala 1-10 será construido para poder trabajar sobre las dificultades técnicas de la reconstrucción. Por ejemplo, los diseñadores tendrán que deducir cómo resistía el Buda más grande sobre sus dos piernas, un fenómeno que no se ha logrado explicar durante siglos. La reconstrucción final usará las medidas más exactas dentro de lo disponible de los Budas, con un margen de error de menos de una pulgada, tomadas hace más de treinta años por un escalador austríaco. Las nuevas autoridades de Afganistán también esperan recuperar algunas otras piezas culturales de su país. El Museo de Kabul perdió aproximadamente 2.750 obras de arte durante el régimen talibán. Pero muchas de ellas sobrevivieron, al ser sacadas de contrabando hacia Suiza por miembros de la Alianza del Norte y talibanes más moderados. Bucherer-Dietschi, que abrió el Museo de Afganistán en Bubendorf, Suiza, hace un año, espera que las piezas se envíen pronto de regreso a Kabul para armar nuevamente el museo.

Como casi todo lo demás en Afganistán, la revitalización cultural dependerá del dinero en efectivo. Para los Budas de Bamiyán, no faltarían las donaciones. Japón, China y otros países con grandes poblaciones budistas han ofrecido su ayuda, pero esto despierta problemas religiosos espinosos. “Los Budas debe reconstruirse por su valor histórico, no religioso”, dice Motaher.

Otros afganos sostienen posiciones similares. “Los talibanes hicieron muy mal en destruir los Budas -dice Sadeq, un comerciante de 24 años de Bamiyán cuya tienda de ramos generales se ve igual de vacía que los nichos que alguna vez albergaron a los Budas. “Ellos pensaron que las personas les rendían culto. Pero no era un sitio santo, era un sitio histórico.” La fuente: Newsweek, semanario norteamericano que edita 4.000.000 de ejemplares. Considerado la voz de los Estados Unidos en el mundo, muestra las tendencias del mundo contemporáneo (www.newsweek.com).

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