Un programa de cooperación internacional desarrollado en Israel puede ayudar a mitigar los efectos del hambre en el Africa subsahariana
Para mitigar los gravísimos problemas causados por el hambre en el Africa subsahariana, el Programa Internacional para Cultivos de Tierras Aridas (Ipacal) viene desarrollado con marcado éxito diversos planes de transferencia de cultivos hacia esa región.El Ipacal es un organismo creado conjuntamente por la Unesco, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Finlandia y el Centro para el Desarrollo y Cooperación Internacional de Israel, y funciona en la sede de la Universidad Ben Gurión, en el desierto del Neguev.La transferencia de cultivos cumple con el objetivo de combatir la desertización, creando una agricultura ventajosa en las zonas áridas y semiáridas del mundo. Israel en general y el desierto del Neguev en particular ofrecen el más clásico ejemplo de tierras áridas transformadas en zonas fértiles con agriculturas productivas.Actualmente Ipacal tiene dos proyectos en marcha en Africa. Uno de ellos consiste en la implantación de moreras para la producción de seda y palmeras para la industria datilera. Para introducir las moreras, árboles resistentes a la sequía, en Ghana, Nigeria y Uganda, Ipacal trabajó en sociedad con expertos de la Agencia de Forestación de Egipto, que habían desarrollado exitosamente una industria de la seda cerca de Luxor.Otro importante proyecto del organismo es la introducción de la palmera datilera a lo largo del Africa Occidental. Este proyecto cuenta con fondos de la Organización Internacional para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas. Los árboles fueron plantados en Mauritania, Senegal, Nigeria, Malí, Camerún y Chad. Se calcula que con sólo diez palmeras datileras un agricultor puede obtener una ganancia de 500 dólares anuales.La transferencia de cultivos, muchas veces criticada por sectores conservacionistas, es parte integral de la historia del hombre. El café, por ejemplo, uno de los mayores cultivos comerciales de América latina, proviene de Africa, mientras que la mandioca, elemento esencial en la dieta africana, es originaria de América. El trigo, asociado a los Estados Unidos, proviene de Asia; los cítricos, de gran popularidad en toda la zona del Mediterráneo, son originarios del Lejano Oriente, y la papa, actualmente el principal alimento de Europa, es de origen americano.Estas comprobaciones llevaron a afirmar que no existe razón alguna por la cual los países al sur del Sahara y otras regiones del mundo no puedan beneficiarse con la transferencia de nuevos cultivos debidamente trasplantados. Explotación comercial de una nueva frutaPor otra parte, en Israel se está estudiando la viabilidad de la explotación comercial de la marula, una fruta silvestre africana que puede encontrarse en Zimbabwe, Zambia, Botswana, Namibia y Sudáfrica.Con el respaldo del Departamento de Ciencias de la Vida y de los Institutos de Investigación Aplicada de la Universidad Ben Gurión, se establecieron pequeñas plantaciones en zonas áridas. La marula es un árbol resistente a las abundantes aguas salobres utilizadas para el riego en el desierto.La planta pertenece a la familia de las ancardiáceas. Sus frutos se parecen a un mango pequeño, de cáscara gruesa y amarilla. Para comerlo es preciso amasarlo hasta obtener una pelota, con jugo, que después se puede succionar. Es agriculce y muy aromático, rico en vitamina C, antioxidante y eficaz en la prevención de enfermedades cardíacas.El árbol alcanza los veinte metros. Es muy hermoso y cada ejemplar produce una cantidad extraordinaria de frutas. Por cada uno se puede obtener de doscientos a cuatrocientos kilos anuales. La fuente: Centro de Información y Documentación de Israel para América latina (Cidipal)