Una rara enfermedad que afecta anualmente a tres de cada un millón de personas podría explicar por qué el pequeño David logró vencer a Goliat.
Por Daniela Ashkenazy
La victoria del joven David sobre Goliat -derribado por el impacto de una piedra en la frente, y luego decapitado con su propia espada- se ha convertido no solamente en el símbolo del triunfo del pequeño sobre el poderoso, sino en el tema de infinitas obras de arte. Pero el secreto detrás de la caída de Goliat puede hallarse en un plano levemente más terrenal: una visión periférica severamente dañada.
En Samuel I, capítulo 17, está escrito: “Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía una altura de seis codos y un palmo”. Eso es aproximadamente tres metros en las medidas actuales. “Esa estatura proviene de una sola enfermedad: acromegalia”, dice el profesor Vladimir Berginer de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Ben-Gurión, en el Néguev.
La acromegalia es un desorden que resulta de la producción de exceso de hormona de crecimiento. El nombre “acromegalia” deriva de las palabras griegas para “extremidades” y “crecimiento”, y el desorden se manifiesta generalmente en el crecimiento anormal de las manos y los pies. Las personas afectadas por la enfermedad antes del crecimiento normal en la infancia y la adolescencia, si no son tratados con medicamentos, cirugía o radioterapia pueden crecer extremadamente: un estado conocido como “gigantismo”. Adultos que desarrollan acromegalia pueden sufrir de expansiones internas y externas si no son tratados.
Pero fue uno de los “efectos secundarios” de la acromegalia el que despertó intensa atención de los medios de comunicación, incluyendo una nota de cuatro páginas en el suplemento semanal del diario hebreo Haaretz, después de que el profesor Berginer sugiriera que Goliat sufría de dicha enfermedad.
El profesor Berginer, que ha tratado a varios pacientes que sufrían de acromegalia, explica que ésta es una enfermedad neuroendocrinológica relacionada con la glándula pituitaria, que produce algunas importantes hormonas que controlan varias funciones del cuerpo, como la reproducción y el metabolismo, así como el crecimiento y el desarrollo.
Algunos tumores benignos hacen que la glándula expida grandes cantidades de la hormona del crecimiento, causando un crecimiento anormal del esqueleto y de otros tejidos.
La enfermedad puede provocar, además, muchos otros serios síntomas patológicos -desde hipertensión hasta diabetes, dilatación de órganos e incluso la muerte-, pero la visión periférica defectuosa, más conocida como “visión de túnel”, es una de las características más sobresalientes de la acromegalia. Si Goliat efectivamente padecía de acromegalia y sufría de visión de túnel, y el joven David se acercó al filisteo desde el costado -“desde su punto ciego”- no debe de haber sido visto, sostiene Berginer. En resumen, David pudo haber lanzado su golpe al gigante filisteo antes de que Goliat pudiese ver qué era lo que lo golpeaba.
Un gigante enfermo
La teoría del profesor Berginer recibió fundamentación de otra fuente, de la cual el neurólogo no tenía conocimiento. El diario The Times, de Londres, publicó una nota sobre los avances en el tratamiento de la acromegalia.
El artículo planteaba también la hipótesis de que Goliat sufría de la enfermedad, pero agregaba que aparte “de la visión de túnel que dificultó a Goliat ver la piedra que venía desde la honda de David… en común con otros pacientes que padecen esta enfermedad, Goliat probablemente era anormalmente débil y muy propenso a ser derribado por una sola piedra.
Probablemente debe de haber estado sudando y sintiendo náuseas -otros síntomas de la acromegalia-, lo que lo dejaba de todas formas en muy malas condiciones para una lucha cara a cara”, sostuvo The Times.
El profesor Berginer subraya que su investigación no disminuye el heroico hecho de David, quien seguramente desconocía la enfermedad de Goliat y de todos modos fue a “enfrentar al gigante filisteo”. No obstante, explica el resultado del combate a la luz del conocimiento médico actual.
La fuente: Israel en la Red, órgano del Ministerio de Relaciones Exteriores israelí.