El Mar Muerto, como su nombre lo indica, es tan inanimado que ni siquiera las bacterias pueden sobrevivir en sus aguas. No obstante, esta laguna salada ubicada en el punto más bajo de la Tierra, está lejos de ser inútil. Sus reservas de magnesio, prácticamente ilimitadas, abren ricas posibilidades para la industria atomotriz, que ha comenzado a utilizar el metal para lograr vehículos significativamente más livianos, económicos y seguros.
Por Judy Siegel-Itzkovich Las orillas, el lecho y las aguas del Mar Muerto son un repositorio natural de ciertos minerales que se encuentran en él en cantidades aparentemente ilimitadas. Por ejemplo, el doctor Eli Egyon, director de investigaciones de la compañía Magnesio del Mar Muerto en Beer Sheva, afirma que se podrían extraer de allí sales de magnesio durante 25.000 años.
El magnesio es liviano, no se oxida y es muy durable; esto lo convierte en un metal muy valioso para la industria automotriz. Por esta razón, decenas de expertos y ejecutivos de compañías tales como Volkswagen, Ford, General Motors, Chrysler, Dailer y Nissan se reunieron recientemente a orillas del Mar Muerto para asistir a una conferencia sobre el magnesio.
Para producir sales de magnesio se expone el agua del Mar Muerto en piscinas de evaporación y se extraen las sales por medio de un proceso de electrólisis. Egyon, que presidió la conferencia sobre el magnesio junto con el profesor Dan Eliezer, de la Universidad Ben-Gurión, explica que estas sales pueden ser usadas para fabricar partes que vuelven a los vehículos significativamente más livianos, más económicos y más seguros.
La compañía Magnesio del Mar Muerto es propiedad conjunta de Volkswagen y Productos Químicos de Israel, que se asociaron para recoger las materias primas del Mar Muerto y producir piezas livianas pero resistentes para automóviles con un consumo más eficiente de combustible.
Un automóvil Volkswagen de 830 kg y bajo nivel de polución, llamado Lupo TDi y construido con varias piezas de magnesio, fue exhibido durante la conferencia en el Hotel Hyatt Regency en Ein Bokek.
En Alemania ya ha salido a la venta un pequeño número de Lupo, que pueden recorrer 100 km con sólo tres litros de combustible. Eygon lo llama “el vehículo con menor consumo de combustible en su tamaño en el mundo”. Puede transportar hasta cinco pasajeros y pesa unos 330 kg menos que un automóvil convencional del mismo tamaño; también su carburador es más eficiente.
“Es el portaestandarte de Volkswagen en la protección del medio ambiente, porque consume menos combustible y contamina menos”, añade. Egyon explica que si bien el plástico y la fibra de vidrio son livianos, no son aptos para la carrocería y otras piezas de un automóvil por la dificultad para reciclarlos; a diferencia de ello, el 95% de las piezas con magnesio puede ser reciclada.
El magnesio es también muy dúctil y absorbe la energía de choque como una esponja, lo que ofrece mejor protección en caso de accidentes de tránsito.
Si bien Israel no está preparado para la producción masiva de vehículos con magnesio, Egyon señala que puede usar esta provisión prácticamente inacabable de material para fabricar piezas de automóviles con este metal.
“Dentro de cinco a diez años, este país podrá producir piezas con magnesio para 5.000 a 10.000 automóviles”, comenta. El producto final resultará un poco más caro que si fuera de aluminio, que también es liviano, pero de producción más limitada.
La fuente: Revista en la Red, órgano del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel (http://www.israel.org/mfa)