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miércoles, mayo 8, 2024

¿Akhenaton anuncia el gran retorno?

Cultura¿Akhenaton anuncia el gran retorno?

¿Akhenaton anuncia el gran retorno?

El regreso de la base del sarcófago de Akhenaton a Egipto luego de 80 años de exilio lanza la esperanza de la restitución de varias otras piezas valiosas. La piedra de Roseta, expuesta en el British Museum de Londres, está a la cabeza de las piezas que Egipto pretende que regresen a su lugar de origen. El ministro de Cultura egipcio, Faruk Hosni, lanzó un llamado en ese sentido: “Deseamos que todos los países sigan el ejemplo de Alemania y restituyan las piezas egipcias robadas y sacadas de contrabando”. El ministro puso el acento en el carácter legal de las reivindicaciones egipcias y recordó que la Unesco confirmó el derecho de Egipto de recuperar todas las piezas sacadas ilegalmente de Egipto. Mientras tanto, en Nueva York, una cabeza de Amenophis III, faraón muerto en 1375 antes de Cristo, es el centro de un proceso judicial contra Frederik Schultz, traficante norteamericano que llegó a ser consejero del ex presidente Clinton para temas de antigüedades.

Por Hala Fares y Ahmed Loutfi

“Es de Akhenaton”

Sylvia Tschosky, directora del Museo Egipcio de Munich, cuenta su contribución y la de su marido al regreso de la base del sarcófago de Akhenaton a Egipto -La historia de este sarcófago parece una fantasía…

-En efecto, la historia de este sarcófago se remonta a comienzos del siglo último. Fue descubierto en 1907 en la tumba KV55 del valle de los Reyes. Fue luego depositado en el Museo de El Cairo. Y en 1931, los responsables del Museo de El Cairo descubrieron la desaparición de la base del sarcófago. Recién en 1980, mi marido, el profesor Wildung, que era en esa época director del Museo Egipcio de Munich, tuvo informaciones de que la base del sarcófago estaba en manos de un coleccionista suizo. Entre 1931 y 1980, no se supo nada de ese objeto. Cuando mi marido se dio cuenta de la importancia histórica de la pieza, tuvo la idea de recuperarla para restaurarla y luego restituirla a Egipto. Tuvimos negociaciones durante años y logramos convencer al coleccionista de darnos la pieza.

-Pero ¿por qué fue necesaria una veintena de años para que se concretara esta restitución?

-Después de las negociaciones con el coleccionista suizo, fueron necesarios casi cuatro años para los trabajos de restauración. Las negociaciones entre alemanes y egipcios también duraron mucho. Se había pedido otra pieza a cambio de la base del sarcófago, pero las autoridades egipcias rechazaron la idea y las negociaciones quedaron suspendidas. Esto fue lo que retardó el regreso de la pieza a su tierra de origen. En ocasión del regreso de la pieza al Museo de El Cairo, se pidió a los responsables del HCA organizar una exposición en el Museo de Munich. Aceptaron y nos enviaron cinco piezas de El Cairo. Fue un gran éxito, ya que en tres meses recibimos entre 70.000 y 80.000 visitantes.

-Algunos egiptólogos consideran que el sarcófago no pertenece a Akhenaton, sino a Smenkh-Ka-Ra, uno de sus sucesores…

-Es una historia complicada. Ningún objeto proveniente del período antiguo escapa a la discusión. Es cierto que el sarcófago es anónimo, pero se sabe que fue originalmente realizado para Akhenaton. Pero su estructura es muy tradicional, porque fue concebido antes de que su revolución religiosa se concretara. Con las nuevas ideas religiosas, el sarcófago no estaba más a la moda y cuando Akhenaton fue a crear su nueva capital, Akhetaton (Horizonte de Aton), dejó ese sarcófago en Tebas y es Smenkh-Ka-Ra quien luego lo utilizó, ya que era un sarcófago ya listo, completo y lujoso. Solamente se borró el nombre de Akhenaton mientras que todas las fórmulas inscriptas sobre el sarcófago prueban que pertenece a Akhenaton.

Una verdadera fiesta muy mediatizada fue el regreso de la base del sarcófago de Akhenaton que se encontraba en el Museo de Arte Egipcio de Munich desde 1981 y que se había creído desaparecida desde 1931. Luego de un acuerdo entre las autoridades egipcias y las de la región de Baviera, esta restitución pudo concretarse.

Muchas importantes personalidades formaron parte de las negociaciones, inclusive el presidente Hosni Mubarak fue cuidadosamente informado de la evolución de este asunto, desde que el jefe del gobierno regional bávaro, Edmond Stoiber, le dirigió una carta el 12 de diciembre de 2000, donde se declaró dispuesto a restituir el sarcófago sin obtener nada como contrapartida. Luego, Stoiber confirmó el regreso de esta parte del sarcófago durante una visita a Egipto el año pasado, donde fue recibido por el primer ministro Atef Ebeid. Es la primera vez que una pieza de esta importancia es restituida a Egipto por procedimientos diplomáticos, luego de una larga ausencia de 80 ños.

El acontecimiento fue festejado como se debe. Primero, una exposición de despedida en Alemania. Así, la parte superior, que se encontraba en el Museo de El Cairo, fue desplazada a Munich para presentar el sarcófago por primera vez en su totalidad. Otras cinco piezas que se encontraron en la tumba de donde proviene el sarcófago, el KV55, han sido expuestas. Se trata de vasos que contienen las vísceras del difunto, estatuas de Akhenaton de medio metro de altura, y una lápida de la tumba del rey Ay, uno de los faraones que sucedieron a Akhenaton, además de una estela marcada con un texto mágico. La exposición tuvo lugar del 17 de octubre 2001 al 22 de enero de 2002. Al día siguiente, la base del sarcófago fue transferida a un centro médico, donde sufrió un examen radiográfico de 45 minutos que permitió captar 2.000 fotos, para fijar la identidad de esta pieza antes de su partida definitiva hacia su tierra de origen.

Deseos, nada más que deseos

La fiesta del Museo de El Cairo fue colorida. El ministro de Cultura, Faruk Hosni, estaba presente. Festejaba no sólo por esta pieza, sino también por numerosas otras obras de arte que él quisiera ver volver al país. Para él, como para otros responsables, el sarcófago abre el camino de otras restituciones, más espectaculares todavía. La piedra de Roseta, expuesta en el British Museum de Londres, está a la cabeza de esas piezas que se quisiera que volvieran a la cuna. Hosni lanzó un llamado solemne: “Deseo que todos los países sigan el ejemplo de Alemania y restituyan las piezas egipcias robadas y salidas de contrabando”. El ministro puso el acento en el carácter legal de las reivindicaciones egipcias: “El congreso internacional de la Unesco de 1972 confirmó el derecho de Egipto de recuperar todas las piezas salidas de Egipto de manera ilegal.”

Además, el documento permite el regreso de numerosas piezas, sobre todo de aquellas que Israel sacó del Sinaí durante la ocupación de la península en junio de 1967. Algunas piezas volvieron de Francia, Suiza e Inglaterra, y también de Jordania. Además, este documento de la Unesco es uno de los principales argumentos egipcios en el proceso de Frederik Schultz, el coleccionista norteamericano.

A pesar de esta euforia, el regreso de las piezas parece problemático. El mismo ministro lo reconoció durante la ceremonia que reunió al embajador de Alemania en El Cairo, los responsables del Alto Consejo de Antigüedades (HCA), directores de misiones extranjeras e integrantes del Instituto de Arqueología alemán en El Cairo. Dio a conocer también el rechazo del Museo de Berlín de restituir el busto de Nefertiti, que no fue robado de Egipto, sino llevado durante excavaciones legales. Los responsables -dijo- argumentaron que se trataba de la única pieza importante del Museo Egipcio en Berlín. Retirarla, entonces, sería deslucirlo completamente. En efecto, miles de piezas faraónicas se encuentran en museos extranjeros. El British Museum cuenta él solo con 25.000 piezas. Faruk Hosni se consuela diciendo que “estas obras son una excelente propaganda para Egipto”. Se trata de aceptar un hecho consumado ya que no es realista pensar que se podrán recuperar los millares de objetos que hicieron célebres las colecciones egipcias de prestigiosos museos occidentales.

Una ley con muchas lagunas

En principio, algunas lagunas en la ley egipcia favorecieron la suerte de las obras. Además, algunos países, como Gran Bretaña, no firmaron la carta de la Unesco. Según Hicham Saraya, consejero jurídico del HCA, “el problema más importante que traba el regreso de las piezas es poder determinar la fecha de salida y el medio utilizado. Es necesario que las obras hayan sido robadas o que hayan salido de manera ilegal antes de la fecha de la firma del documento”. Lamentablemente, el HCA no posee ninguna información precisa sobre el número de piezas que se sacaron del país ni sobre las fechas de su salida. Otra razón: muchas de estas piezas salieron de forma legal. La ley 117 de 1983 hizo de todas las piezas arqueológicas propiedad del Estado, pero antes de esta fecha, el comercio de antigüedades era tolerado. Además, los grupos extranjeros que hacían excavaciones arqueológicas en Egipto tenían derecho a obtener el 50 % de los resultados, porcentaje limitado al 10% para las piezas en varios ejemplares.

Otras piezas salieron como regalos ofrecidos por dirigentes egipcios a sus pares extranjeros: de Mohamed Alí a Sadat. Mohamed Alí obsequió el obelisco de Cleopatra, que está en la plaza Banx, en Londres, y el de la plaza de la Concorde en París, que se encontraba en Luksor. Nasser dio en recompensa cinco templos de Nubie a los países que contribuyeron al salvataje de los monumentos sumergidos por las aguas del Gran Embalse. Se trata del templo de Dendur, que está en el Metropolitan Museum; el de Dabud, en Madrid; el de Tafa, en el museo de Leyde, en los Países Bajos; el de Elissia, en Turín, y una parte del templo de Kalabcha, que se encuentra en el Museo Egipcio de Berlín.

El regreso es entonces problemático. Sin embargo, el proceso de Schultz debería sentar jurisprudencia. Por el momento, se felicitan por la aceleración de algunas restituciones. Pues, durante los dos últimos años, Egipto ha inclusive logrado recuperar un buen número de obras salidas de manera ilegal. Entre ellas, una estela de la XIX dinastía, una estatua de Nefertari, la cabeza de la diosa Sekhmet y papiros. ¿Se ampliará la lista? Demasiados obstáculos jalonan la ruta de regreso de las antigüedades para dar una respuesta afirmativa definitiva.

El proceso de Manhattan

Al obtener un triunfo para la continuación del proceso de un potentado norteamericano por el tráfico de antigüedades, el HCA logró abrir un camino importante para la recuperación de piezas robadas

Akhenatón.

Una cabeza de Amenophis III, faraón muerto en 1375 a. J.C., es el centro del proceso que se desarrolla en Nueva York con Frederik Schultz, gran traficante norteamericano que fue inclusive consejero del ex presidente Bill Clinton para temas de antigüedades, como gran acusado. Un hombre poderoso que hizo decir a Gaballah Alí Gaballah, secretario del HCA, que “el proceso en sí no es tan importante como la persona misma de Schultz”.

Schultz es peligroso por su persona y por sus contactos. Es el propietario de la galería más grande que vende objetos faraónicos en Nueva York y presidente de la Asociación de Comercio de Antigüedades de Nueva York. El hecho de que comparezca frente a la Justicia es considerado como un triunfo en sí mismo para Egipto. Es juzgado por la corte de Manhattan como principal acusado por “conspiración para recibir y poseer piezas robadas, principalmente la cabeza de Amenophis III”.

Si es encontrado culpable, puede ser condenado a cinco años de prisión. Esto marcará una etapa importante en la lucha contra el tráfico de bienes culturales. Además, si fue acusado, es gracias a otro proceso resonante, el de Jonathan Tokeley-Parry, que tuvo lugar en Londres. Este coleccionista se apropió de objetos antiguos que se encontraban en un depósito de Saqqara y pudo hacerlos salir de Egipto difrazándolos de manera que parecieran ser objetos sin valor. Pero una vez revelada la verdad, el gobierno egipcio lo persiguió con la Justicia. En 1997, fue condenado a tres años de prisión por un tribunal británico y a quince años de prisión por contumacia en Egipto. En el curso de este proceso se revelaron los lazos entre Tokeley-Parry y Schultz. La imagen de Schultz emergió como la del hombre de todos los grandes negocios en materia de tráfico de antigüedades.

Acusar a Schultz no fue fácil. “Los Estados Unidos no reconocían la ley egipcia y no le daban mucha credibilidad”, explica Hicham Saraya, consejero jurídico del HCA. Gaballah y Saraya viajaron a los Estados Unidos por este asunto en noviembre último. Se trataba de disipar la impresión de que “la ley egipcia es confusa y poco respetada”. La defensa de Schultz había inclusive hecho comparecer a testimoniar a egipcios que confirmaban esta idea de que la ley es poco respetada en Egipto. Gaballah tuvo dos horas para convencer al juez y responder sus preguntas. “Pudo demostrar que la ley era aplicada de manera rigurosa y dio ejemplos precisos en lo que concierne al tráfico de antigüedades”, comenta Hicham Saraya. Un experto norteamericano viajó luego a Egipto para verificar estas informaciones. Y en enero, la corte de Manhattan juzgó aceptable la denuncia egipcia.

La eventual condena de Schultz abrirá el camino para la recuperación de otras piezas. Tiene depositadas en el aeropuerto de Zurich cajas enteras llenas de objetos que no han sido identificados y que serían antigüedades robadas. “Por supuesto, nosotros vamos a recuperar nuestros objetos. Es por esto que luchamos. Jamás vamos a bajar los brazos”, se entusiasma Saraya. Esta cabeza de Amenophis III, Schultz la habría comprado a Tokeley-Parry en 1992 por 915.000 de dólares y la revendió en 1,2 millones a un coleccionista inglés. Ironías del destino, el traficante británico la compró en 7.000 dólares en Egipto, estimando que había hecho un buen negocio porque para él valía 50.000 dólares. Además, en la apertura del proceso, Tokeley-Parry no dudó en acusar a Schultz y develar sus delitos, entre los que está el financiamiento de excavaciones ilícitas realizadas por trabajadores egipcios. “Tenemos argumentos muy sólidos que nos permitirán recuperar la pieza”, dice Gaballah, muy confiado.

La fuente: Al Ahram Hebdo, semanario egipcio, tira 10.000 ejemplares y es una publicación del grupo Al Ahram destinada a los francófonos (www.ahram.org.eg/hebdo).

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