El último viaje de Noémia de Sousa, poeta de MozambiqueNoémia de Sousa, muerta recientemente en Portugal, es un caso único en la literatura: apenas escribió de manera regular durante tres años y no necesitó publicar un solo libro para ejercer una influencia indiscutible en numerosos intelectuales africanos. Tres años de producción literaria le han sido suficientes a esta mujer para incendiar el alma adormecida de generaciones, para forjar todo un concepto de identidad nacional anticolonialista con una obra tan breve como intensa.
Por Ricardo López Dusil
El mundo cultural mozambiqueño sufre la desaparición fisica de una referencia: Noémia de Sousa, de 76 años, murió el 4 de diciembre de 2002, en Cascais, Lisboa, víctima de una prolongada dolencia.
Nacida en Lourenço Marques (hoy, Maputo), en 1926, Noémia de Sousa es un caso único en la literatura: apenas escribió de manera regular entre sus 22 y 25 años (1948-1951), su primer y único libro se publicó el año pasado, cuando tenía 75 y, sin embargo, ha ejercido una influencia indiscutible en generaciones de intelectuales africanos. Tres años de producción literaria le han sido suficientes a esta mujer para incendiar el alma adormecida de generaciones, para forjar todo un concepto de identidad nacional anticolonialista con una obra tran breve como intensa.
Ella reunía la curiosidad del intelectual con la sabiduría popular, ambos mamados en la casa familiar. “Aquella casa de madera -dice-, con una gran varanda tipo colonial, era un punto de partida, un lugar de encuentro… Aquella casa me marcó para el resto de mi vida. Mi padre era un intelectual y mi madre era casi analfabeta, pero tenía toda la riqueza de una cultura… En aquella casa podías encontrar a intelectuales o al pueblo…. aquellas mujeres que sabían que allí vivía Milidansa (el nombre de mi madre), que a su vez era hija de Belenguana, de Maputo, y en la casa de la hija de Belenguana habían de ser acogidas. Comencé a escribir poesía como un hecho no planificado. Sucedió porque, al fin y al cabo, en nuestra sociedad todo reposaba sobre la mujer. La mujer era la esclava del esclavo y vivía de ese modo en la sociedad. Con todo, ella ejercía influencia en la sociedad, porque ella era la que criaba a los niños, era el centro de la familia y, sobre todo, era sobrecargada de trabajo. Yo sentí mucho eso. Vivía en mi casa con muchos hermanos, primos y otros familiares, mucha gente en casa y todo giraba alrededor de mi madre, viuda. Perdí a mi padre a los 8 años y era la más chica de seis hermanos. Y ella era el padre y la madre de la familia. Y no era la única…”
Aunque se la ha comparado con Aimé Cesaire, el poeta de la negritud, Noémia de Sousa es otra cosa. Su poesía no es estrictamente militante ni existencial; ella fue la voz de la conciencia nacional cuando Mozambique todavía no existía como país independiente ni como identidad unitaria. Noémia vivió dolorosamente en su tierra, en un pueblo que rodeaba a la actual capital y que estaba integrado por gente de varias etnias y lenguas, un lugar que para ella simbolizaba “el país que no existe”.
¿Qué reclamaba ella, Noémia de Sousa? El respeto del otro, el derecho a la dignidad de los negros, el acceso a la educación y la cultura en pie de igualdad con todas los otros grupos sociales del país. Ella fue una de las señales más claras de la ruptura con la literatura colonial.
Su tono colérico, junto con un uso particular de la lengua y el hecho de que haya publicado poco, llevó a algunos críticos a juzgarla como una poeta menor. A pesar de la falta de aprecio de algunos críticos, y esto puede ser un signo de la falta de consideración hacia las mujeres escritoras en el Africa lusófona, sus escritos han encontrado siempre un lugar en las colecciones de poemas de las antologías africanas.
Sus poemas han aparecido en varias revistas, tales como Mensagem, O Brado Africano y Présence africaine.
Dotada de una inmensa sabiduría, conoció a “medio mundo” en Africa, donde vivió algunos de los momentos más importantes de la historia del continente y se relacionó con muchos de los luchadores de la independencia que, más tarde, ocuparon lugares destacados en sus respectivos países, ya libres del yugo colonial.
En 1951, Noémia de Sousa se había establecido en Lisboa huyendo de la persecución de la policía política portuguesa en Mozambique y se empleó como traductora en una agencia de noticias. En 1964 vivió un tiempo en París, donde trabajó como funcionaria del Consulado de Marruecos, y luego, retornó a Portugal, hasta su muerte.
Desde que dejó su país en 1951, no volvió a escribir poesía, excepto algunos trabajos de homenaje en ocasión de la muerte de Samora Machel, en 1986.
Noémia de Sousa nunca buscó ver publicados en libros sus poemas, pero, gracias a la decisión de uno de sus seguidores, el escritor mozambiqueño Nelson Saúte, fue editado “Sangue Negro” en septiembre de 2001, una compilación de esos novísimos poemas escritos medio siglo antes.
Noémia de Sousa se destacó en las actividades periodística y poética. Fue reportera de las agencias noticiosas ANI, ANOP y Lusa. Carolina Noémia Abranches de Sousa nació el 20 de septiembre de 1926 en Lourenço Marques, Maputo.
La fuente: el autor es el director periodístico de El Corresponsal (www.elcorresponsal.com).