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lunes, mayo 6, 2024

Solución final

La Punta del OvilloSolución final

Solución final

Por Ricardo López Dusil

“Tzáhal (el ejército israelí) tiene la capacidad física y militar para conquistar Judea, Samaria y la Franja de Gaza sin problemas y deportar a la población árabe en el transcurso de una noche. El problema es que falta la decisión política para resolver la Intifada por vía militar.” (Efi Eitam, general de brigada israelí)

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Mientras medio planeta se devana los sesos buscándole solución a un viejo problema, el pragmático soldado Efi Eitam (¡aleluya!) la tenía a mano: el conflicto palestino israelí puede solucionarse en un santiamén y sin renunciar a ninguna pretención, ni a las legítimas ni a las otras. Sólo hace falta abandonar la dignidad, sepultar la justicia y enterrar la moral. Déjenlo suelto a Eitam y en una noche, en un pase de magia macabro, ejercitará con fruición sus habilidades y esfumará a los palestinos del planeta. Ciertamente no le falta razón al repulsivo Eitam. Sin los palestinos molestando por allí, Israel no debería desentrañar cómo resolver tantos problemas complejos, como la soberanía de Jerusalén Oriental o el destino de los tres millones y medio de refugiados que se hacinan, desde hace cincuenta años, en los miserables campamentos del Líbano, Siria o Jordania. Apostamos a que el general tiene las agallas necesarias para resolver el conflicto. Y también a que tendría varios socios para acompañarlo en el camino. No hace falta indagar mucho para reconocer las fuentes de inspiración de Eitam, del descerebrado Eitam. Su ángel de la guarda debe de llamarse Adolf Hitler. ¿O tal vez lo proteja Mengele? Desde su visión oscurantista, la “cuestión palestina” de hoy no difiere de la “cuestión judía” de la Alemania nazi, excepto en el lugar que él mismo ocupa. Las declaraciones del militar fueron efectuadas en un coloquio organizado por la Universidad Bar Ilán, al que fue invitado como orador. Allí, el militar también se refirió al presidente palestino, Yasser Arafat, de quien dijo que es “un miserable asesino” que “hace cinco años no tenía ni dónde caerse muerto y ahora pretende que le demos un Estado”. El militar fue ovacionado. Y si la memoria no nos traiciona, en ese misma universidad estudiaba el magnicida Yigal Amir, asesino de Rabin. La sociedad democrática israelí puso el grito en el cielo por las declaraciones de Eitam, que no le valieron más sanciones que ser excluido de la ronda de ascensos anuales del ejército, razón por la cual Eitam abandonó la ajetreada vida militar, aparentemente con intenciones de reciclarse en la política. Al fin de cuentas, habrá pensado Eitam, mandar a matar desde un escritorio es mucho más higiénico que hacerlo en el terreno. Quienes siguen de cerca la política israelí recuerdan de Eitam otras iniciativas. Cuando comandaba la brigada Guivatí durante la primera Intifada, fue sorprendido por la prensa apaleando a un adolescente palestino. Lo hacía para templar a sus soldados, a quienes les había ordenado que les rompieran los brazos y las piernas a los chicos de las piedras. De ese modo, claro, dejarían de arrojarlas. También entonces la opinión pública israelí se sintió avergonzada y horrorizada. Un poco por las acciones de Eitam y mucho porque tomaron estado público. Es sabido que la gente suele sentirse más humillada por la televisión que por la conciencia y las atrocidades que no se ven pueden ocurrir sin alterarnos el sueño. Lo cierto es que por entonces Eitam fue llevado frente a un tribunal militar, que examinó su caso … ¡y lo absolvió!, de manera que no hubo impedimentos para un ascenso. Todas las sociedades alojan a locos, criminales y miserables. En ese sentido Eitam tiene su correlato en unos cuantos desquiciados de cualquier otra parte del planeta. Pero lo que causa escozor es la debilidad de la sociedad israelí para purgarse y protegerse de semejante personaje. ¿Acaso la Universidad Bar Ilán ignoraba quién era Eitam cuando lo invitó a hablar frente a sus alumnos? ¿Acaso el comandante en jefe del ejército no supo qué ideas se alojaban en el cerebro de este general de brigada a quien le confió responsabilidades operativas hasta hace días apenas? ¿Alguien puede ignorar qué tipo de órdenes les daba a sus soldados? Hemos leído algunas declaraciones que si no fueran patéticas serían graciosas. Por ejemplo, para el alcalde de Haifa, Amrán Mitzna (otro general retirado volcado a la política), lo reprochable de Eitam no son sus opiniones sino que las haga públicas. “No corresponde que un alto jefe militar haga declaraciones políticas mientras viste el uniforme”, dijo Mitzna. En cambio, el diputado Yigal Bibi, del Partido Religioso Nacional, dijo que esperaba que “los necios dejen el poder ” (por el laborismo del primer ministro Barak) para que Eitam pueda ser ascendido. “El, Eitam, es un luchador judío clásico”, sostuvo.

Más

Justicia

"La vida de un judío y la de un no judío no son iguales." (Del Tribunal de Distrito de Jerusalén que juzgó al colono Nahum Kordan por el asesinato de un niño palestino)

La fuerza de los gestos

"Esta no es mi guerra" (Noam Kuzar, un soldado israelí de elite que se negó a defender un asentamiento israelí en Cisjordania).

¿Gush o Bore?

"El drama de estas elecciones muestra la vitalidad de nuestra democracia." (Bill Clinton, el presidente norteamericano, en relación con los accidentados comicios presidenciales

Dos oportunistas

"No sacaremos a la gente que ha ocupado las granjas. Vamos a compartirlas. Todos somos iguales. Todos debemos compartir con igualdad." (Robert Mugabe, presidente de Zimbabwe)

Privilegios

"Es una propuesta salvaje e irresponsable aumentar en 40% la asignación familiar a partir del quinto hijo." (Abraham Shojat, ministro de Finanzas israelí)

Intérprete de Dios

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